30 de noviembre de 2008

El Abuelo


Voy a decir para ustedes
con cariño y humildad
una corta poesía
basada en la realidad.

Recuerdo que siendo pequeño
igual que todos ustedes
teníamos gran respeto
sin tener tantos placeres.

Entonces era sagrado
contestar a los mayores
que con mucha educación
cumplíamos los menores.

Fuimos muy poco al colegio,
hay que decir la verdad,
pero sí nos enseñaron
a tener que respetar.

Ahora, estudian muchos años,
tienen que tener cultura,
pero tocante al respeto
no hay ninguna asignatura.

Y debieron de tenerla
según los profesores
pues bien merece un suspenso
quien contesta a los mayores.

Los hijos deben ser hijos
aunque sobrados de potencia,
los padres deben ser padres
por muchos años que tengan.

No hay cosa para los padres
que cause tanto placer
que los respeten sus hijos
por muy crecidos que estén.

Se encuentran entusiasmados
llenos de felicidad
pero si ven lo contrario
lloran en su soledad.

Se encuentran acobardados
constantemente sufriendo
pidiendo con ansiedad
que los lleve el padre eterno.

Y esto es triste y doloroso
y más que nada inhumano
al no encontrar cariño
al llegar a ser anciano.

Los nietos a los abuelos
los quieren cuando son niños
pero según van creciendo
se va mermando el cariño.

Cabizbajo y dolorido
se queda solo el abuelo
llorando gotas de sangre
sin tener ningún consuelo.

Por la mañana temprano
dicen muy fuerte y sin duelo,
no hay quien duerma en esta casa
por las toses del abuelo.

A muchos abuelos les pasa
todo lo que estoy diciendo,
que Dios se lo tenga en cuenta
lo mucho que están sufriendo.

Y me despido de ustedes
con lágrimas en la vista
y os doy un fuerte abrazo
a todos los pensionistas.

Más sabe el viejo
con su experiencia
que el joven
con su ciencia.

Los años no pasan en balde
por eso la experiencia
es la madre de la ciencia.

Por eso
cuando un anciano se muere
se quema una biblioteca.

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