Estaba San Ignacio, en misa, y a la hora de la consagración, le vino un mal pensamiento o tentación del demonio que le decía:
¿Cómo con la vida que llevas piensas resistir los 70 años que vas a vivir?
Entonces, conociendo que era el demonio el que tentaba, contestó:
¡Oh, miserable!, acaso ¿puedes tú prometer una hora de vida?
Así venció la tentación y quedó tranquilo.
¿Cómo con la vida que llevas piensas resistir los 70 años que vas a vivir?
Entonces, conociendo que era el demonio el que tentaba, contestó:
¡Oh, miserable!, acaso ¿puedes tú prometer una hora de vida?
Así venció la tentación y quedó tranquilo.
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